EL PRINCIPIO DE LA OBEDIENCIA

“Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” Deuteronomio 28:1

La palabra obediencia en griego es "Shama", que significa oír sabiamente, estar dispuesto, responder a un llamado.
Cuando hablamos de obediencia, viene a nuestra mente un relato que nos impacta de un famoso patriarca del cual seguramente todos hemos oído,Noe, un hombre justo que halló gracia ante los ojos del Señor; fue elegido para construir una embarcación de grandes dimensiones y aunque parecía sin sentido todo lo que Dios le ordenaba, él obedeció, ya que esta labor tenía un propósito y era que todo aquel que creyera en la promesa del diluvio se salvaría.
No cabe duda de que soportó críticas, oposición y quizás amenazas, otros lo tildaron de loco y fanático, pero no cayó en la trampa de dejarse intimidar por el hombre (prov. 29:25 NVI), al contrario, tuvo el valor que Dios les da a quienes le sirven con Fe.
Obedecer,  significa morir a mi voluntad para hacer la voluntad de Dios, someterme a estar en sumisión a mi autoridad. Ya no es a mi manera sino a la de Dios, ya no es lo que yo pienso, quiero o deseo, sino el propósito de Dios en mi vida.
Noe y su familia no serían destruidos porque su obediencia trajo protección. Aunque por muchos años no habían visto caer una gota de agua sobre la tierra, él se mantuvo en la promesa; su Fe le permitió perseverar a pesar del tiempo y aunque todo parecía ser en vano, él simplemente hizo lo que tenía que hacer y eso era esperar en Dios.
Tal vez tu situación actual no es diferente a la de Noé, has sentido incertidumbre y quizás estas esperando que pase algo, pero no sabes cómo se llevará a cabo y simplemente miras las circunstancias y no entiendes, pero hoy te digo: “Dios mira tu corazón, así como vio el de Noe, el ve tu disposición y determinación para obedecer”. Noe, construyó un arca pese a que todos se burlaban, predicó de un diluvio, aunque nunca había llovido sobre la tierra, pero se mantuvo fiel, aunque sentía que el tiempo pasaba. Hoy el Señor te dice que tan solo debes creer a Dios y a su palabra, determinate hacer conforme a su voluntad.
La obediencia a Dios produce amor, sacrificio, Fe, generosidad, constancia, fidelidad y prosperidad entre muchas cosas, pero sobre todo, el cumplimiento de sus promesas.
Cada uno de nosotros estamos construyendo nuestra propia arca, mi pregunta es: ¿quién da la dirección?

-Willinton y Patricia Murcia