“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”
(Hechos 20:35 )
Creo que muchos hemos leído este pasaje bíblico, “más bienaventurado es dar que recibir” pero creo que en algún momento lo hemos dejado pasar de largo, aplicando el versículo hasta un límite determinado, un límite que nos hace dar solo de lo que nos sobra y no de lo que tenemos.
Hoy te quiero hablar no solo de lo que puedes dar materialmente, sino también de lo que puedes dar espiritualmente a otros.
El dar abarca el hecho de entregar algo que te pertenece, algo de lo que has ganado con esfuerzo, algo que tiene un valor especial para ti.
Cuando pienso en esto, viene a mi memoria aquella mujer viuda de Mateo 12:41-44 de la cual Jesús dijo a sus discípulos “Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los que echan dinero en los cofres, pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir”
Ver la actitud de esta mujer ¡me raya la cabeza! Ya que es viuda, sola, tal vez sin saber que podría comer. Estoy segura de que ella entendía el versículo de Hechos 20:35.
Hace unos años en una actividad académica, una docente de ética nos indicó que se realizaría una entrega de regalos en un ancianato. Muchos pensamos ¿Por qué un ancianato? ¿esos abuelitos están bien? ¿pero qué podremos darles? Lo increíble fue ver como muchos de mis amigos se disgustaron al saber que debían dedicar tres meses para la preparación de la visita al ancianato.
Empezamos con obras de teatro, canciones navideñas, preparación de vestuario, recolección de dinero para los regalos y alimentos, lo impactante fue que a medida que organizábamos ese día para ellos, nuestro corazón se empezaba a sentir “bienaventurado” es decir doblemente feliz. Cuando llego el gran día todos llegamos con la mejor actitud, éramos 120 estudiantes, en un lugar nuevo, con una realidad diferente a la nuestra.
Nos distribuimos por pisos, realizamos todo lo planeado y ese mismo día regresamos a nuestro salón de clase. Cuando empezamos a hablar de nuestra experiencia era imposible evitar contener las lágrimas.
Algunos comentarios fueron: “Hoy puedo decirles que para los regalos de los abuelos di todo lo que tenía, me quede incluso sin el dinero para los pasajes del mes. Pero al ver la alegría de cada abuelo valió la pena”, “Yo compartí con un abuelo jugando ajedrez, él solo me decía que le recordaba aquel nieto que lo había abandonado hace años y no había vuelto”, “Yo pido perdón por la actitud que tuve al decir que esta actividad era una locura”
Y mi reflexión fue “Gracias amigos, porque pude compartirles a ellos de Jesús, cada uno dio al máximo, algunos hemos pasado de largo en ensayos, hemos dado hasta lo último que teníamos y hoy algunos estuvieron con abuelos que necesitaban solo un abrazo. Cada abuelo tenía una necesidad diferente unos de forma material, otros emocional, otros espiritual. Pero estoy segura que no hubiera podido coordinar este evento sin cada uno de ustedes gracias, somos el mejor equipo”
Ahora yo te reto querido lector a que pienses: ¿alguna vez has dado como esta viuda todo lo que tienes? Estoy segura que sí. Sé que hoy me leen aquellos que han dado todo para que un discípulo vaya a encuentro o capacitación destino, muchos han dado tiempo a sus discípulos dejando de ir a la universidad, a reuniones familiares, han dado hasta tiempo en las madrugadas en consejerías, oraciones por personas que han estado enfermas e incluso aun en cuarentena han dado a otros mercados o dinero para pagar servicios.
Sabes estoy segura de que le has sacado una sonrisa a Dios, porque has dado sin esperar nada a cambio, has dado sin esperar el reconocimiento, has dado más haya de tu zona de confort y te digo de parte de Dios “Todo ha valido la pena”.
Hoy repite conmigo: “Señor gracias por la oportunidad de bendecir a otros, gracias porque me permites dar para llenar la vida de otros, gracias porque cada vez que doy me haces doblemente feliz”
Te reto a que tengas en esta semana actitud de dar a alguien, en la forma que Dios te muestre, y compraderas lo maravilloso que es dar.
-Paola Sierra
Grácias Paolita por está reflexión tan hermosa. Definitivamente es mejor dar que recibir porque sana hasta el corazón. Atte Diana R
ResponderEliminarEl que es Fiel en lo poco, El Señor le recompensará, gran reflexión Paolita, de dar con una genuina actitud. Bendiciones
ResponderEliminarMuchas gracias Pao. Cuando damos, se alegran nuestros corazones no sólo por la retribución de gratitud de quienes reciben, sino porque sabemos que damos de lo que Dios nos ha dado a nosotros.
ResponderEliminarAmén
ResponderEliminarAmén pao pao, gracias por tu mensaje, lo más lindo es ver quien lo dió todo en la cruz sin recibir nada a cambio, el más hermoso ejemplo de amor. Siempre es tiempo de dar a otros con amor.
ResponderEliminarAmén siempre hay algo que dar a los demás y aunque para nosotros sea poco para los demás es mucho, porque se está supliendo su necesidad
ResponderEliminar❤ Mi Pao. Me encanta lo que dices que no solo es dinero, sino tiempo, un abrazo, preparar algo para sorprender, una llamada, escuchar. Siempre tenemos que dar.
ResponderEliminarMartha Castañeda
Que bendición poder dar en éste tiempo tan especial y ver cómo Dios se agrada en esto y nos envía lluvia de bendiciones multiplicando nuestra siembra.
ResponderEliminarGracias Paolita , bonita enseñanza.
Gracias pao.linda enseñanza
ResponderEliminarEs verdad, cuando no nos disponemos a tener esos momentos de dar, podemos volvernos indolentes. Y solo las experiencias como la que compartes nos permiten reconocer que vale la pena esforzarnos por dar. Gracias por tan bonito mensaje.
ResponderEliminarQue bella enseñanza mi pao ♥️ gracias por retarnos una vez más 🤗🤗🤗
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