Ir al contenido principal

El Desafío de Compartir nuestra fe con mi familia!

“Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”

‭‭Hechos‬ ‭16:31‬ ‭RVR1960‬‬

Podemos estar entusiasmados por compartir nuestra fe con nuestra familia y amigos. De todas maneras, eso no significa que ellos sientan lo mismo por escucharnos. A menudo, compartir nuestra fe con aquellos más cercanos a nosotros puede ser lo más difícil de hacer. Debemos manejar nuestras expectativas a la luz de la Palabra de Dios. Aun el Señor Jesús sabía que esto podría llegar a pasar. Él dijo que no había profeta sin honra, sino en su propia tierra y con su propia familia. Muchas veces, aquellos que están más cerca de nosotros son quienes menos quieren escuchar lo que tenemos que decir. Esto no tendría que sorprendernos o desanimarnos más de lo debido. 

Por ejemplo, puede ser difícil para una madre o un padre escuchar a su hija o hijo hablarles de algo que requiere que cambien en lo que deben creer. Es difícil para ellos ver que sus hijos se convirtieron en personas que les pueden decir lo que deberían hacer. De la misma manera, a una hermana o un hermano le puede costar escuchar a otro de sus hermanos o hermanas hablarles fuera del contexto familiar, ya que los han conocido toda su vida. Por esa razón, no nos tiene que sorprender que testificarle a nuestra familia puede llegar a ser la forma de evangelización más difícil que tengamos que hacer en nuestras vidas.

Nuestros familiares y amigos nos han conocido por mucho tiempo. Nos han visto en nuestros mejores y peores momentos. No siempre nos tomarán en serio. Y, aunque esto sea cierto, no debe desalentarnos por completo. Aquí es donde la oración y el poder del Espíritu Santo son más necesarios que nunca. Dios sabía que nuestra familia se sentiría así. Sin embargo, Él nos prometió que si creíamos, veríamos a nuestros seres queridos llegar a la salvación. Necesitamos recordar siempre que Cristo, su Palabra, y su Espíritu Santo están siempre de nuestro lado.

Aun si sentimos que nuestros familiares nos han cerrado la puerta para predicarles y no quieren escucharnos más, necesitamos continuar orando por ellos. La Biblia nos promete que la oración de un justo puede mucho. Dios puede usar a otra persona para hablarles a nuestros seres queridos o puede hacer que sus circunstancias cambien de una determinada manera de modo que los anime a querer escuchar acerca del Señor. Dios puede cambiar cualquier corazón endurecido. Solo debemos creer!! 

Y te invito a confesar esta promesa :

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”

‭‭Santiago‬ ‭5:16‬ ‭RVR1960‬‬




-

Comentarios

  1. Hablarles a nuestra familia de Jesús es un desafio; pero cuando ellos lo aceptan es la más grande recompensa que podemos recibir, Gracias

    Maribel Ramírez

    ResponderEliminar
  2. TODOS HEMOS SENTIDO ESA SENCACION DE DESPRECIO DE NUESTRA FAMILIA : PADRES Y HERMANOS PERO TENEMOS COMO EJEMPLO LA MISMA FAMILIA DE JESÚS TOMARON ESA MISMA ACTITUD CON ÉL, Y AL FINAL VINO PARA ELLOS TAMBIÉN LA SALVACIÓN

    ResponderEliminar
  3. Gracias por su mensaje 😃 muy cierto pero hay que perseverar por qué su tiempo Dios tocará los corazones de los hogares

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

VOLVIENDO A LOS BRAZOS DE NUESTRO PADRE DIOS

“Y levantándose, vino a su padre, y cuando aún estaba lejos lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. (Lucas 15:20) En este capítulo, vemos como el Padre (Dios) por su inmenso amor y misericordia no le importó, ni cuestionó la condición en la que se encontraba este joven perdido, lo más importante para el padre fue su regreso, quien inmediatamente le recibe con sus brazos abiertos y le perdona. (Juan 3:16) nos muestra como Dios por amor a cada uno entregó a su único hijo, para aquel que en él crea “No se pierda”, sino que tenga vida eterna. Lo mismo nos puede suceder a cada uno de nosotros cuándo nos apartamos de nuestro Padre Dios llevando una vida de pecado, alejándonos de Él, pero cuando reconocemos nuestra falta y nos arrepentimos, siempre tenemos en Él su amor y misericordia. Su amor es tan grande que no nos cuestiona, no nos pide explicaciones, por el contrario se regocija de nuestra actitud hacia Él (humildad). Querido L...

¿NUESTRO CORAZÓN ES EL ALTAR DE DIOS?

ISAÍAS 29:13-14 “13  Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; 14  por tanto, he aquí que nuevamente excitare yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.” Cuando DIOS me dio esta palabra entendí que aun cuando estábamos en la iglesia, en las reuniones, muchas veces sólo asistíamos más por hábito,  que otra cosa, tal vez porque te sentías bien estando en  ese lugar, pero no porque tuvieras  un verdadero deseo en tu corazón de buscar una palabra de parte de DIOS, ya que estando ahí solo te preocupabas de que llegaran tus discípulos o de servir o estar pendiente de lo que te dijera tu líder o pastor o por las preocupaciones del mundo, pero no te preocupabas por ad...

CREYENDO EN LAS PROMESAS DE DIOS

"Promesas" ... Sé que Dios te ha dado tantas promesas a lo largo de tu vida , que tal vez por el tiempo o por lo que has tenido que pasar   te has olvidado de ellas. Conocemos la historia de Abraham y Sara, que Dios les dio la promesa de que iban a tener un hijo   y   que su descendencia iba a ser numerosa Génesis 17:3-9, en un principio no creían en esa promesa por qué les parecía algo imposible pues ya eran avanzados de edad y Sara era estéril. Pero ¿Que sucedió?... Abraham necesitaba fe para poder creer en esa promesa, puede que Abraham y Sara se hubieran rendido por las circunstancias difíciles o por el tiempo que había pasado ... pero decidieron creer en esa promesa y poner su confianza en Dios.  Sabes, creer en las promesas de Dios también significa esperar con alegría, Cuando tenía 13 años Dios me dio una promesa en Isaías 10:27, y él me decía que a través de la unción que el derramará sobre mí, el quitaría el yugo... Y yo le creí, pero en esos mismo...