Ir al contenido principal

Hay bondad y compasión

No tengo respuesta para el sufrimiento. Sería muy arrogante de mi parte tratar de elaborar una. Lo que sí tengo es la vivencia, y eso revela nuestra vulnerabilidad, pero a la vez nuestra fe.

“Bienaventurados los que sufren” dice Santiago y nos lleva a recordar a un hombre que sufrió mucho y al que toda su vida se le desmoronó. No quedó nada en pie. Enterró a todos sus hijos, perdió su gran fortuna y se enfermó. Se quedó solo, su esposa le aconsejó que maldijera a Dios y muriera. Sus amigos solo lo juzgaban tratando de encontrar la razón de tanta calamidad. Como si aquello que tanto nos espanta pudiera ser encerrado en razones y, de esa forma, volver a sentirnos seguros.

Pareciera que trae mayor tranquilidad encontrar razones que solo pensar que todos podemos pasar por circunstancias de dolor y pérdida; pérdida de seres queridos, de bienes, de estabilidad, de sostén financiero, de amigos. 

Es interesante que al hablar de dolor, este pasaje mencione a Job, aquel que experimentó todos los dolores a la misma vez. Sin embargo, creo que el Señor nos trae un mensaje muy profundo, nos recuerda la “Bondad y Compasión” de nuestro Padre. Para todo el que hoy está sufriendo, solo le comparto el final de la historia de Job: “El Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía” Job 42:10. En medio de las pruebas, el Señor le volverá a bendecir porque Él nunca olvida ni abandona a sus hijos.

Anónimo





Comentarios

  1. Amen. Para los que amamos a DIOS todo obra para bien, aún las situaciones más adversas.

    ResponderEliminar
  2. La adversidad, dificultad o momentos de dolor tienden a doblegarnos y olvidamos que en medio de cada situación Dios obra, restaurar y levanta. En el proceso levantemos nuestros ojos al Señor.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

VOLVIENDO A LOS BRAZOS DE NUESTRO PADRE DIOS

“Y levantándose, vino a su padre, y cuando aún estaba lejos lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. (Lucas 15:20) En este capítulo, vemos como el Padre (Dios) por su inmenso amor y misericordia no le importó, ni cuestionó la condición en la que se encontraba este joven perdido, lo más importante para el padre fue su regreso, quien inmediatamente le recibe con sus brazos abiertos y le perdona. (Juan 3:16) nos muestra como Dios por amor a cada uno entregó a su único hijo, para aquel que en él crea “No se pierda”, sino que tenga vida eterna. Lo mismo nos puede suceder a cada uno de nosotros cuándo nos apartamos de nuestro Padre Dios llevando una vida de pecado, alejándonos de Él, pero cuando reconocemos nuestra falta y nos arrepentimos, siempre tenemos en Él su amor y misericordia. Su amor es tan grande que no nos cuestiona, no nos pide explicaciones, por el contrario se regocija de nuestra actitud hacia Él (humildad). Querido L...

¿NUESTRO CORAZÓN ES EL ALTAR DE DIOS?

ISAÍAS 29:13-14 “13  Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; 14  por tanto, he aquí que nuevamente excitare yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.” Cuando DIOS me dio esta palabra entendí que aun cuando estábamos en la iglesia, en las reuniones, muchas veces sólo asistíamos más por hábito,  que otra cosa, tal vez porque te sentías bien estando en  ese lugar, pero no porque tuvieras  un verdadero deseo en tu corazón de buscar una palabra de parte de DIOS, ya que estando ahí solo te preocupabas de que llegaran tus discípulos o de servir o estar pendiente de lo que te dijera tu líder o pastor o por las preocupaciones del mundo, pero no te preocupabas por ad...

CREYENDO EN LAS PROMESAS DE DIOS

"Promesas" ... Sé que Dios te ha dado tantas promesas a lo largo de tu vida , que tal vez por el tiempo o por lo que has tenido que pasar   te has olvidado de ellas. Conocemos la historia de Abraham y Sara, que Dios les dio la promesa de que iban a tener un hijo   y   que su descendencia iba a ser numerosa Génesis 17:3-9, en un principio no creían en esa promesa por qué les parecía algo imposible pues ya eran avanzados de edad y Sara era estéril. Pero ¿Que sucedió?... Abraham necesitaba fe para poder creer en esa promesa, puede que Abraham y Sara se hubieran rendido por las circunstancias difíciles o por el tiempo que había pasado ... pero decidieron creer en esa promesa y poner su confianza en Dios.  Sabes, creer en las promesas de Dios también significa esperar con alegría, Cuando tenía 13 años Dios me dio una promesa en Isaías 10:27, y él me decía que a través de la unción que el derramará sobre mí, el quitaría el yugo... Y yo le creí, pero en esos mismo...