Ir al contenido principal

SALVANDO VIDAS CON LA PALABRA


´´Algunas semanas después de que llegara la Pandemia a nuestro país, sentí de parte de Dios colocar en el grupo de WhatsApp de la familia que era necesario orar porque las cosas se estaban poniendo difíciles. Entonces algunas personas de mi familia estuvieron de acuerdo y empezamos ese día a orar juntos y a compartir la palabra. Al siguiente día lo volvimos a hacer y así sucesivamente se fueron sumando más personas de la familia y amigos. Algunos que estuvieron no volvieron a conectarse, pero otros sí. La palabra ha fluido todos los días Esto me dio la oportunidad de hablarles y ministrarles acerca de las maldiciones, Los Siete Derramamientos de la Sangre de Jesús, Orar para que recibiesen Espíritu Santo los dones del Espíritu Santo y ser edificados. De esa manera he visto en mi familia personas nacidas de nuevo que nunca han pisado una iglesia pero que fueron ministrados por Dios a través de la palabra y de las redes sociales. Algunos de ellos también van a nuestros primeros Encuentros Virtuales. Podemos comprobar que la Palabra nos lleva a reconocer nuestra condición de pecadores y cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador el Espíritu Santo nos bautiza, transforma nuestra naturaleza y nos da el poder de andar en la Luz. La Biblia dice que la letra mata más el espíritu vivifica (2 Cor. 3:6) Así que podemos ser conscientes de nuestra necesidad de Dios a través de la Palabra y conocer a Jesús a través de la Palabra porque Él es la Palabra como dice en Juan 1:1 “En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios” Así que Jesús es Palabra viva y el Espíritu Santo la utiliza para redargüirlos de pecado. 

Luego el espíritu santo nos da el entendimiento de que somos pecadores, nos arrepentimos, conocemos a Jesús y él nos da la llenura del Espíritu Santo. Es imposible conocer al Señor sin la Palabra, es imposible conocer la Palabra sin el Espíritu Santo, es imposible vivir conforme a la Palabra si el Espíritu Santo no está con nosotros. No podemos tomar a ninguno de los tres por separado: ni la Palabra que es Jesús como nuestro Redentor, ni el Espíritu santo, ni tampoco al Padre quien es Creador. De la misma manera que en el tiempo del rey Josías el pueblo se levantó para volverse a Dios al escuchar la palabra, así sucederá hoy también con nuestras generaciones, es el tiempo de compartirla sin temor, hay muchas maneras y muchos métodos para hacerlo, aprovechemos este tiempo sin igual para que nuestras familias conozcan al Señor porque si no es ahora entonces… ¿cuándo?  ¿en la próxima Pandemia?

-Alex y Leonor






Comentarios

  1. Gracias. Este es.el tiempo indicado para compartir la palabra de Dios para que corra y alcanzar a muchos.
    Gracias pastores alex y leito.

    ResponderEliminar
  2. Es el tiempo, y Dios nos habia venido preparando.

    ResponderEliminar
  3. ORLANDO BERMÚDEZ
    Así es, predicar y predicar, es un mandato, a tiempo o fuera de tiempo.
    Gracias, Bendiciones

    ResponderEliminar
  4. Desde casa Dios nos ha permitido compartir de su amor y verdad, este tiempo ha sido de gran bendición, toda la Gloria para El 👆🏻

    ResponderEliminar
  5. Este es el tiempo de romper límites.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

VOLVIENDO A LOS BRAZOS DE NUESTRO PADRE DIOS

“Y levantándose, vino a su padre, y cuando aún estaba lejos lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. (Lucas 15:20) En este capítulo, vemos como el Padre (Dios) por su inmenso amor y misericordia no le importó, ni cuestionó la condición en la que se encontraba este joven perdido, lo más importante para el padre fue su regreso, quien inmediatamente le recibe con sus brazos abiertos y le perdona. (Juan 3:16) nos muestra como Dios por amor a cada uno entregó a su único hijo, para aquel que en él crea “No se pierda”, sino que tenga vida eterna. Lo mismo nos puede suceder a cada uno de nosotros cuándo nos apartamos de nuestro Padre Dios llevando una vida de pecado, alejándonos de Él, pero cuando reconocemos nuestra falta y nos arrepentimos, siempre tenemos en Él su amor y misericordia. Su amor es tan grande que no nos cuestiona, no nos pide explicaciones, por el contrario se regocija de nuestra actitud hacia Él (humildad). Querido L...

¿NUESTRO CORAZÓN ES EL ALTAR DE DIOS?

ISAÍAS 29:13-14 “13  Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; 14  por tanto, he aquí que nuevamente excitare yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.” Cuando DIOS me dio esta palabra entendí que aun cuando estábamos en la iglesia, en las reuniones, muchas veces sólo asistíamos más por hábito,  que otra cosa, tal vez porque te sentías bien estando en  ese lugar, pero no porque tuvieras  un verdadero deseo en tu corazón de buscar una palabra de parte de DIOS, ya que estando ahí solo te preocupabas de que llegaran tus discípulos o de servir o estar pendiente de lo que te dijera tu líder o pastor o por las preocupaciones del mundo, pero no te preocupabas por ad...

CREYENDO EN LAS PROMESAS DE DIOS

"Promesas" ... Sé que Dios te ha dado tantas promesas a lo largo de tu vida , que tal vez por el tiempo o por lo que has tenido que pasar   te has olvidado de ellas. Conocemos la historia de Abraham y Sara, que Dios les dio la promesa de que iban a tener un hijo   y   que su descendencia iba a ser numerosa Génesis 17:3-9, en un principio no creían en esa promesa por qué les parecía algo imposible pues ya eran avanzados de edad y Sara era estéril. Pero ¿Que sucedió?... Abraham necesitaba fe para poder creer en esa promesa, puede que Abraham y Sara se hubieran rendido por las circunstancias difíciles o por el tiempo que había pasado ... pero decidieron creer en esa promesa y poner su confianza en Dios.  Sabes, creer en las promesas de Dios también significa esperar con alegría, Cuando tenía 13 años Dios me dio una promesa en Isaías 10:27, y él me decía que a través de la unción que el derramará sobre mí, el quitaría el yugo... Y yo le creí, pero en esos mismo...