” Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11 (NVI) Cuantas veces hemos planeados nuestros días, que hacer el fin de semana, nuestras vacaciones, ¿nuestro año? comprar un vehículo nuevo o iniciar un negocio?, intentamos hacer un plan sobre todos los aspectos de nuestra vida, pero las cosas no siempre van a nuestro ritmo o como las planeamos, muchas veces aquello que habíamos pensado y para lo cual trabajamos tanto tiempo no se da de forma natural y comenzamos a argumentarnos a preguntarnos, ¿Por qué Dios? ¿Por qué si he hecho todo lo que me has pedido? Por qué si sigo al pie de la letra tu palabra, tus preceptos, ¿por qué si me amas no hiciste que esto fuera posible? Muchas veces queremos algo con tanta fuerza que damos por sentado que es lo mejor para nosotros, pero como dice la palabra en Proverbios 16:25 “Hay caminos que al hombre le parecen rectos pero